Arquitectura colorista
La isla está repleta de preciosas casas coloniales pintadas con los alegres colores antillanos y una iglesia inglesa rodeada de palmeras. Junto con la Oranjeschool en colores pastel y el viejo tribunal de madera, las cuatro calles principales de Philipsburg forman una colorida mezcla de influencias holandesas, inglesas e indígenas. Podrá conocer todas las leyendas y la historia del lugar en el encantador museo de San Martín en Front Street. El pasado de la isla también puede explorarse fuera de la ciudad. Al final de la península entre la Gran Bahía y la Pequeña Bahía se encuentran los restos del Fuerte Ámsterdam. Fue construido en 1631 y es el primer fuerte militar holandés en el Caribe. Puede llegarse a él por un camino que comienza en Divi Little Bay Resort. Actualmente solo quedan algunos muros y cañones oxidados, pero las vistas de la Gran Bahía son impresionantes y las islas vecinas permanecen inalteradas. Las ruinas están situadas en medio de un paisaje natural maravilloso, con enormes cactus y pelícanos marrones cazando peces desde las rocas.
Compras y relax
Además de los exóticos colores locales, Philipsburg también es conocida por la cantidad de tiendas y locales nocturnos que tiene. Front Street, la primera calle junto al mar, es el paraíso libre de impuestos de tiendas de joyas, perfumes, artículos de lujo y recuerdos. Aquí también se encuentra el Guavaberry Emporium, una tienda dedicada a los licores hechos con guayabillo, un fruto caribeño. También podrá encontrar este licor en los numerosos bares de la zona (no deje de probar una “guayabillo colada”) y en los complejos vacacionales, casinos y clubes de Philipsburg. Le recomendamos el Ocean Lounge del Hotel Holland House Beach, con su gran zona exterior para sentarse y su música en directo. Está situado directamente sobre la Gran Bahía.