Desde una relajada terraza hasta un refinado museo
Marsella se enorgullece de llamarse a sí misma la ciudad más antigua de Francia; y parece que cuanto más antigua es, más vida tiene. Desde luego, así pasa en el puerto viejo, que cumple un importante papel en la vida social y cultural de la ciudad y en el que el entretenimiento diurno y nocturno no termina en los restaurantes que lo jalonan. A pocos minutos andando nos encontramos con el nuevo MuCEM y el Fuerte de San Juan, de la Edad Media. El Ayuntamiento, la Abadía de San Víctor y la espectacular Villa Méditerranée también están en los alrededores. Esta última es un museo cultural debidamente diseñado por el arquitecto italiano Stefano Boeri en forma de C. El propio puerto es perfecto para relajarse después de visitar un museo o sencillamente para pasear o ver pasar gente desde una soleada terraza.
La ruta principal del cannabis
Hubo un tiempo en el que Marsella era un importante centro de venta de cannabis. En el pasado, esta planta tenía un uso bien distinto al actual: sus duras fibras eran perfectas para hacer los cabos de los barcos. La calle, que va desde la Iglesia de San Vicente de Paúl (también llamada la de los Reformados) hasta el Puerto Viejo, se ganó su nombre por el comercio de este producto: La Canebière; y sigue siendo el sustento de la ciudad. Al igual que el puerto, La Canebière está siendo profundamente reformada para volver a su antiguo esplendor.