Maravilla mundial de la arquitectura
No todo el mundo queda embelesado al momento por la opulenta decoración de la Basilica de San Marcos: de hecho Mark Twain la describió en su momento como un “gran escarabajo verrugoso de paseo”. Sin embargo, el crítico de arte inglés, John Ruskin, agotó todos los superlativos posibles para describir la maravilla mundial de la arquitectura que consideraba la catedral. Napoleón quedó tan encandilado que se llevó algunas joyas del retablo Pala d’Oro como recuerdo. Entre las innumerables obras de arte de la Basilica de San Marcos, el retablo del altar es el culmen por excelencia: la Pala d’Oro es todo un concierto de oro, esmalte y joyas, compuesto por 250 paneles creados por diversos orífices medievales. La propia catedral fue construída en el siglo XI con estilo bizantino, adoptando la forma de una cruz griega, con una cúpula en cada uno de los brazos. A lo largo de los siglos la catedral ha pasado por drásticas renovaciones, ampliaciones y restauraciones, y como resultado ahora podemos apreciar influencias bizantinas y renacentistas. Hoy todo el mundo parece estar convencido de que Ruskin, y no Twain, tenía razón.
Café con Casanova
La Basílica es el lugar de interés más famoso, pero la Plaza de San Marcos está rodeada de otros muchos edificios impresionantes. A ambos lados de la plaza se encuentran los grandes arcos de las Procuratie Vecchie y Procuratie Nuove. Próximo a la catedral se encuentra el Palacio Ducal gótico y la Campanile, la torre campanario de casi 100 metros de altura. Puede subir por ella para disfrutar de las fantásticas vistas de las cúpulas de la Basílica de San Marcos y el resto de Venecia. Los patios alrededor de la plaza también son famosos, por ejemplo, el historico Caffè Florian en el que Casanova, Goethe, Proust y Dickens tomaron café en alguna ocasión. El coste de un expresso es exagerado, pero las vistas no tienen precio.